13 Educación y Cultura

04.04.2018

Martillos luteranos

Llorenç Bonet

Parece que ahora a las universidades se les pide que formen a los futuros trabajadores y, por tanto, que sea el lugar donde adquirir las competencias necesarias para desarrollar herramientas concretas de manera eficiente. Mientras tanto, el espacio de reflexión se desplaza hacia otros ámbitos, como los centros expositivos, donde se confronta al ciudadano con su mundo de una forma crítica a través de la cultura. Siguiendo este esquema, parece necesario que los estudiantes de economía –y de otros estudios superiores– se acostumbren a ir a estos centros culturales para salir del ámbito de las competencias y entrar en el de la reflexión sobre lo que están aprendiendo y lo que ejercerán durante su futuro profesional. ¿Qué tipo de relatos y obras se pueden encontrar en estos centros?

Este último año se han visto en nuestro país diferentes exposiciones que pueden interpretarse desde el ámbito de los estudios económicos; cito algunas, pero se podría extender a todo el continente ya que, en la última edición de la Documenta (el certamen más importante de arte contemporáneo que se celebra cada cinco años en Kassel), sus comisarios quisieron compartir presupuesto y programa con Atenas, ante la injusticia económica que está sufriendo el país heleno.

La retrospectiva de la obra de Allan Sekula en la Fundación Tàpies nos permitía ver como mares y océanos se han convertido en un espacio abstracto desregulado que funciona con lógicas neoliberales radicales, y que hacen posible el mundo globalizado de las mercancías ubicuas, que pueden estar en cualquier lugar y en cualquier momento porque el coste cada vez es más barato. El trabajo del fotógrafo constata una realidad que nos atraviesa a todos (el mercado), a partir de mostrar solo la realidad de los puertos, cargos y mercancías, y a las personas que trabajan en ellos. Rosi Amor, la exposición que ha cerrado hace tan solo una semanas el MNCARS de Madrid hablaba, entre otras muchas cosas, del tedio, del país, de la potencia de la poesía española, de la temporalidad y también (y quizá solo de pasada) de un mundo empresarial concreto: En la primera sala de la exposición el espectador veía una serie de objetos planos, esculturas frías que evocaban los logotipos de las grandes empresas que vemos cada día en las calles, de los que colgaban unos péndulos/falos rosas y flácidos que iban marcando el tiempo abstracto de las inversiones: tic-tac, tic-tac, tic-tac. Era otra confrontación lanzada a quien quisiese recogerla. Por último, en la exposición que acaba de inaugurarse en La Virreina, Máquinas de Vivir, se reivindica extrañamente un ciudadano que no está atravesado por el capitalismo, aunque el subtítulo sea Flamenco y arquitectura en la ocupación y desocupación de espacios.   

El eco que tuvo la publicación de las treinta y tres tesis de Rethinking Economics “clavadas” el pasado 29 de diciembre de 2018 en las puertas de la London School of Economics (un remake de la era digital de las treinta y tres tesis de Lutero quinientos años más tarde) explicitaba las deficiencias en las escuelas universitarias de economía y, por extensión, en otras enseñanzas superiores. Parece que la denuncia de fondo era precisamente el modelo que describía en el primer párrafo de este breve artículo: Las escuelas y universidades han dejado de ser un espacio para la reflexión y el debate para convertirse en correas de transmisión de nuevas verdades económicas –y de paso desregular mercados, acabar con la sociedad de bienestar y acelerar el agotamiento de recursos naturales hasta niveles peligrosos para la vida–. Que estas treinta y tres tesis hayan sido enunciadas precisamente para estudiantes y profesores de universidades de económicas hace pensar que todavía quedan parcelas que buscan la confrontación y la duda.

Las bibliotecas y los centros de arte pueden facilitarnos herramientas críticas, contundentes como el martillo que utilizó Lutero hace quinientos años. Recordemos, eso sí, que a las bibliotecas y a los centros de arte se entra siempre por la puerta, desde la calle. Y desde la calle se utilizan los martillos de Lutero, contra las puertas de catedrales y escuelas.

Llorenç Bonet

Llorenç Bonet

Editor y Alumni del Máster en Edición

http://www.editorialtenov.com

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