Hay un conocido proverbio chino que dice: “Regala un pescado a un hombre y le darás alimento para un día, enséñale a pescar y lo alimentarás para el resto de su vida”. Google nos permite estar seguros de que realmente se trata de un proverbio chino y que es muy conocido. Esta frase aparece 600 veces en Google y 459 en Bing. Para una búsqueda por frase exacta son valores muy altos. Con una lectura vertical de los resultados podemos ver que muchos afirman que se trata de un proverbio chino y no un aforismo de la biblia, un refrán popular o una cita de algún sabio.

Internet está cambiando de forma radical la forma de adquirir conocimiento, la forma de aprender.  Hace 15 años hubiéramos necesitado una biblioteca y algunas horas para encontrar datos fiables sobre la frase del pez y el pescador. Ahora hemos tardado menos de 5 minutos gracias a la colaboración de miles de millones de personas que publican de forma desinteresada información en Internet. Esta colaboración en línea se está sofisticando cada vez más y se va especializando en ámbitos concretos aplicando dos métodos básicos de realizar aportaciones voluntarias: crowdfunding (colaboración monetaria) o crowdsourcing (colaboración en esfuerzo o recursos). Así, aparecen nuevos formas de colaborar que sólo son posibles a través de Internet: micromecenazgo  (kickstarter, pozible, indiegogo), movilización ciudadana (Change.org, Avaaz, Care2), traducción de textos  (Dpulingo), creación de mapas (OpenStreetMap, OpenSignal), colaboración con la ciencia cediendo una parte de la CPU (Boinc, Folding),  información meteorológica a través del teléfono móvil  (Weddar)… y naturalmente la Wikipedia, el primer macro proyecto colaborativo que demostró que todo esto era posible.

Son cambios tan profundos que no somos capaces de imaginar dónde nos van a llevar. ¿Sobre qué servicios o proyectos relacionados con las tecnologías de la información estaremos discutiendo dentro de 20 años? Nadie lo sabe. Pero hay que estar preparados, especialmente en el ámbito de la formación universitaria y de postgrado donde estamos formando los actores que van a protagonizar estas transformaciones. El reto es enseñar aquello que no sabemos. En este contexto, el proverbio con el que iniciábamos este texto cobra todo su sentido: la formación tiene que ser de habilidades y estrategias para adquirir el conocimiento más que de conocimientos elaborados y cerrados. El problema está en los profesores que tenemos que diseñar y ejecutar este estilo más abierto de formación, venimos de una tradición basada en transmitir verdades y no en guiar a los estudiantes para que construyan cooperativamente su conocimiento, un conocimiento que a menudo es también nuevo para el propio profesor. Tendemos a repetir los modelos vividos y a enseñar como nos enseñaron. Pero ahora estamos ante un cambio de paradigma que implica un cambio de rol del profesor y la actual generación de enseñantes está en la arista de este cambio, sin claras referencias donde apoyarse. Nadie nos enseñó cómo enseñar a otros a pescar de forma cooperativa en un mar en constante cambio.

Llegados a este punto y para concluir quizás deberíamos citar otro proverbio chino menos conocido (menos resultados en Google y en Bing): “Si el alumno no supera al maestro, ni es bueno el alumno, ni es bueno el maestro”.

Cristòfol Rovira

Director del Máster en Documentación Digital y en Buscadores del IDEC-UPF

http://cristofolrovira.com/