13.01.2015

¿Todo a la carta?

Carme Martinell

El otro día, mientras veíamos el Barça-Madrid, un amigo mío hizo una reflexión interesante sobre los servicios a la carta. Decía que si se imponen los servicios a la carta (pagar por lo que se consume, como sería lógico), aprenderemos menos. Y es que zapear en momentos de aburrimiento te permite ver esos programas que normalmente no verías y descubrir cosas (de la vida, el mundo del corazón, los deportes o curiosidades) que de otro modo nunca habrías conocido. Mi amigo es médico. Dice que desde que no recibe en papel en el trabajo la revista médica que solía hojear mientras viajaba en metro ya no se informa de aspectos de otras especialidades médicas que antes llegaban a sus manos. Podríamos establecer el mismo símil con esos restaurantes en los que te traen platos sorpresa que no probarías nunca al escoger de la carta. O las actividades complementarias en las escuelas de negocios, esas que, fuera de los contenidos del curso, organiza la asociación de antiguos alumnos y que te aportan tanto o más de lo que esperas en el aula.

Seguramente podríamos decir que los servicios a la carta te ayudan a profundizar en lo que te interesa. Sin embargo, aburrirse de vez en cuando y zapear es un ejercicio sano y complementario que te ayuda a ser más transversal.

Carme Martinell

Carme Martinell

Directora general de la Fundación Instituto de Educación Continua

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