04 Europa

07.05.2014

Europa, cruce de caminos

Mercè Roca

El proyecto de integración europea ha sido puesto en cuestión, mucho más a partir del estallido de la crisis. No han sido pocos los países fundadores donde ha aumentado el euroescepticismo y se han intensificado las medidas proteccionistas a nivel nacional. Al mismo tiempo, países que no formaban parte de la Unión como Turquía o las antiguas repúblicas yugoslavas han manifestado su intención de asociarse a la UE, aun cuando el modelo ha mostrado sus debilidades.

La integración europea representó el punto de inflexión de una historia milenaria caracterizada por grandes luchas y rivalidades. Con el Tratado de la Unión de 1992, la UE buscó situarse en la vanguardia de la integración mundial, yendo mas allá del Mercado Común creado en 1957 con el tratado de Roma y mucho más allá de la adopción de una moneda única, creada a principios del nuevo siglo. La aparición de problemas económicos ha puesto de manifiesto la falta de un proyecto común que supere los intereses y egoísmos nacionales y parece haber frenado los pasos lógicos hacia una verdadera integración económica, legislativa y política. Tanto los deudores (los denominados “PIGS”) como los acreedores han intentado, por encima de todo, salvar los propios muebles. La debilidad del modelo ha provocado el predominio abrumador de medidas anticrisis procíclicas que han agravado las diferencias y la fractura social, diluyendo los valores democráticos y de defensa del estado del bienestar a ojos de los ciudadanos.

La irrupción de voces euroescépticas en el corazón de la Vieja Europa y la proliferación de medidas proteccionistas como las limitaciones de los permisos de trabajo para ciudadanos comunitarios, así como la proximidad de las elecciones al Parlamento Europeo del próximo 25 de mayo, exigen una reflexión profunda y propuestas claras dirigidas a la población en relación con el proyecto europeo, el fortalecimiento de su virtudes y la apuesta decidida por el rumbo que es deseable que tome.

Desde el punto de vista del desarrollo empresarial parece básico, en términos estratégicos, reforzar la integración. El comercio intraeuropeo representa el principal flujo de intercambio de mercancías, con un peso aproximado del 24,4% de las exportaciones mundiales, según los datos del último informe de la OMC. No obstante, su potencia en términos comparativos ha disminuido ante la fuerza comercial de los países emergentes y como consecuencia de la crisis, especialmente acusada en la Comunidad Europea. En 2012, el comercio intracomunitario disminuyó en un 7%. Ante ese escenario, sin olvidar el mercado global en el que compiten las empresas europeas, el resurgimiento de posiciones proteccionistas gravando el intercambio de productos y servicios se puede calificar como de gran miopía. Los avances realizados hasta ahora en la integración han resultado básicos para el fortalecimiento del comercio y el desarrollo empresarial europeo. Las muestras más palpables son la creación del euro -que ha reducido los riesgos cambiarios-, la circulación de mercancías sin barreras aduaneras y la libre captación de recursos humanos y talento. Estos procesos deberían desembocar en una mayor convergencia en todos los sistemas legales, fiscales y crediticios que resultan fundamentales para la actividad empresarial y la legitimidad en la competencia en el seno de la UE y también en los mercados globales.

La cuestión que ahora se plantea es si los 28 países miembros de la Unión Europea sabrán avanzar en esta dirección de forma solidaria y armónica y acercarse a una verdadera integración, seguramente de tipo confederal, o bien si las dificultades de un proyecto tan ambicioso terminarán dando la razón a los euroescépticos. Desde la perspectiva del paradigma global, la segunda posibilidad sería un fracaso político sin paliativos y, de rebote, una dificultad añadida para las empresas comunitarias transnacionales. Las próximas elecciones para la octava legislatura del Parlamento Europeo, las primeras después del Tratado de Lisboa, que amplió sus competencias, servirán para marcar la tendencia del futuro más inmediato.

Mercè Roca

Mercè Roca

Directora del Master of Science in International Business, UPF Barcelona School of Management i Coordinadora Académica en ESCI-UPF

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