08 Management

01.10.2015

Diversidad en el entorno de trabajo

Mercè Roca

En el contexto global y cambiante actual el funcionamiento eficaz de los equipos de trabajo es clave para el éxito empresarial. Por ello se confiere un gran valor a la capacidad de los profesionales de trabajar en equipo. Pero, ¿Cuál es la composición óptima de un equipo de trabajo? ¿Debe potenciarse su homogeneidad para evitar conflictos o, por el contrario, fomentar la heterogeneidad interna?
Múltiples estudios ponen de manifiesto que, para conseguir el máximo rendimiento, los componentes de un equipo deben asumir distintas funciones y objetivos. El experto en gestión Meredith Belbin distingue tres tipologías y 9 roles individuales: los orientados a la acción (impulsor, implementador o finalizador); los centrados en las personas (coordinador, cohesionador o investigador de recursos); y los focalizados en la reflexión (cerebro, monitor evaluador o especialista). La selección de los miembros del equipo deberá tener en cuenta cómo combinar estos roles, además del tamaño idóneo y los conocimientos específicos requeridos. El equipo debe potenciar el conocimiento y la aportación de cada componente, para que el resultado final multiplique el sumatorio individual.

La globalización ha acentuado la pluralidad multifactorial tanto dentro como fuera de la empresa. Sin embargo, la diversidad funcional, de responsabilidades, conocimientos, experiencia, e intereses también puede entorpecer su cohesión y buen funcionamiento. A causa de esta dificultad, la gestión de la diversidad, que nació con el propósito de promover condiciones equitativas al conjunto de recursos humanos, en cumplimento de las leyes, ha pasado a ser clave para la estrategia empresarial. La empresa se ha ido adaptando al entorno identificando la diversidad como fuente de valor añadido y ventaja competitiva.

La gestión de la diversidad nunca es trivial para la empresa. Para sacarle el máximo partido, debe potenciar la comunicación interna, identificando objetivos comunes y escuchando todas las voces del equipo para tener en cuenta todas las alternativas en la toma de decisiones. Cada miembro del equipo debe hacer propia la misión última de la organización, al tiempo que reconocer su contribución individual para alcanzarla. Ello requiere normas claras de funcionamiento, sistemas de información apropiados, ambiente de aprendizaje y colaboración y un sistema equilibrado de reconocimiento de los logros, así como de incentivos. Para conseguirlo, deben potenciarse cualidades grupales tales como la capacidad de comunicación, colaboración y resolución de conflictos, y fortalecer la cohesión y la cultura empresarial. También es necesario desarrollar competencias personales, como la capacidad autocrítica, el autoconocimiento, la disposición para el aprendizaje y la adaptabilidad a circunstancias cambiantes.

La apremiante necesidad de abordar la gestión de la diversidad en el management internacional ha corrido en paralelo a la internacionalización de los centros que lo imparten. En el curso pasado más de 22.000 alumnos extranjeros estudiaron en las universidades catalanas (datos del Consejo Interuniversitario de Cataluña). En porcentaje representaron un 4,7% de los alumnos de grado, un 26% de los estudiantes de master y un 35,8% de los doctorandos. El Master in International Business ofrecido conjuntamente por ESCI y la BSM, escuelas de negocios de la UPF, es un fiel exponente de la creciente afluencia de extranjeros. En el nuevo curso reúne un grupo de 35 estudiantes, con un espectro muy amplio de formación previa y más de 20 nacionalidades distintas, de los cuales sólo 4 son españoles. Esta diversidad constituye un importante reto a la vez que el contexto más idóneo para capacitarles para el trabajo en equipos multinacionales y heterogéneos.

El equipo docente tiene ante sí el reto de sacar el máximo partido de esta diversidad que, por otra parte, es reflejo de la complejidad del entorno laboral y de los negocios internacionales. Se trata de cohesionar visiones y formas de trabajar distintas, aprovechar mejor el talento y facilitar su expresión, así como capitalizar el abanico multicultural al servicio de la creatividad y la innovación. Alcanzar estos objetivos constituye un activo empresarial de primer orden y, prepararse para ello como estudiante, un valioso enriquecimiento de las oportunidades profesionales.

Mercè Roca

Mercè Roca

Directora del MSc in International Business, UPF Barcelona School of Management i Coordinadora Académica en ESCI-UPF

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