05 Innovación

15.09.2014

¿Podemos llegar a competir con Apple?

Xavier Brun

¿Podemos llegar a competir con Apple, Intel, GlaxoSmithKline o Bayer? Si nos paramos a pensar, seguramente no. La razón no es otra que su ventaja competitiva: las patentes. Además de querer competir, cada año deberíamos invertir grandes cantidades de dinero en I+D (investigación y desarrollo). En concreto, Apple invirtió el año pasado 4.500 millones de dólares; Intel, 10.000; Glaxo, 6.100 y Bayer, 4.200. Unas cantidades que bien invertidas pueden dar muy buenos resultados.

Warren Buffett definió muy bien la ventaja competitiva como el foso de un castillo (moat en inglés). Si el castillo es un negocio, éste estará muy bien defendido si sus ventajas competitivas (el “foso”) son profundas y duraderas. De existir, permiten a la empresa aplicar precios superiores, vender más productos o tener mejores costes; en definitiva, tener mayores rentabilidades que sus rivales. Por este motivo, para intentar obtener alguna ventaja competitiva, las empresas con buenos gestores suelen invertir en I+D.

Ahora bien, ¿por qué es bueno invertir en I+D? La respuesta es simple: para obtener una patente, una mejora productiva o una mejora de costes. En otras palabras, para incrementar las ventas y, con ellas, el beneficio. A su vez, si aumentan las ventas, puede destinarse más dinero a I+D, ya que si se mantiene el mismo porcentaje de I+D sobre ventas, en valores relativos (porcentaje) se mantiene, pero en valores absolutos (importe monetario) aumenta. También, si aumenta el dinero destinado a I+D, aumenta la capacidad de obtener nuevos productos, mejoras productivas o de costes. De nuevo, si aumentan las ventas, puede destinarse más dinero a I+D, lo que a su vez hace aumentar las ventas, y así sucesivamente.

Pero esta situación no se obtiene de la noche a la mañana, sino que requiere de dos factores: estabilidad y perseverancia. Estabilidad porque los proyectos de I+D requieren de años continuados (como por ejemplo los proyectos de medicina o biología) y perseverancia porque necesitan de constancia, sin que se interrumpan durante un tiempo (un experimento no puede pararse durante un año y luego retomarlo). Un buen ejemplo de estabilidad y perseverancia es el de 3M, empresa americana que nació en 1905 como empresa minera con el nombre de Minnesota Mining and Manufacturing Company, y que gracias a la I+D se reconvirtió en lo que es hoy en día: una empresa industrial con infinidad de productos. En el gráfico 1 podemos observar la relación existente entre mayor inversión en I+D y mayor rentabilidad. Esta relación no es ni directa ni inmediata, pero sí que nos dice alguna cosa: la perseverancia y la constancia dan frutos.

Gráfico 1. Inversión en I+D de 3M y su relación con la rentabilidad
Grafico Fuente: 3M. ROC: rentabilidad del capital (eje izquierdo). R&D/Revenue: I+D/ventas (eje derecho).

Otro ejemplo de ventaja competitiva es el de Intel. La compañía líder mundial de microchips destina 10.000 millones de dólares cada año a I+D, el doble que su competidor más directo, Qualcomm, que destina 4.900 millones de dólares, y mucho más que AMD o ASML, que destinan 1.200. Esto permite a Intel destinar bastantes más recursos que la competencia, con lo que puede defender su situación mejor que los demás. Incluso, si AMD o ASML le hicieran sombra (por una patente mejor, etc.), podría destinar los 10.000 millones a la compra de estas empresas (AMD capitaliza 2.800 millones de dólares y ASML, 38.000 millones). Éste es un ejemplo de que el pez grande se come al pequeño.

Pero con esto no quiero decir que no se pueda competir con los grandes. En 2004, Apple invirtió poco más de 500 millones de dólares en I+D. De esta cantidad salieron los iPhone y el iPad, así como nuevos Mac que permitieron a Apple convertirse en lo que es hoy en día: una de las mayores empresas del mundo. Hoy, ha pasado de invertir 500 millones en I+D a más de 4.500, una cantidad que, a pesar de aumentar notablemente, ha pasado de representar el 6,3% de las ventas en 2004 al 2,4% en 2013. Éste es un ejemplo de que el pez rápido se come al lento, que más vale tarde que nunca y que importa más la calidad que la cantidad.

En conclusión, lo importante es obtener grandes ideas que permitan al pez rápido (y eficiente) comerse al lento. Al hacerlo, podrá destinar más recursos a I+D y aumentar así su ventaja competitiva. Entonces, pasará a ser grande y podrá comerse al pez pequeño.
Hay un dicho chino totalmente aplicable en I+D: “si se quiere caminar 10.000 km, siempre hay que empezar por el primer paso”.

Xavier Brun

Xavier Brun

Director del Máster en Mercados Financieros, UPF Barcelona School of Management

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